Según la teoría manifestada en el año 2006, mediante el Fondo de las Naciones Unidas, UNICEF, la comunicación tradicional surge con el principal objetivo de promover la interacción de las personas y a la vez, provocar la socialización entre ellas. Este principio comunicativo motiva a que entre un grupo indefinido de sujetos, se ponga en manifiesto sus ideologías, sus tradiciones, sus pensamientos, incluso sus diferencias, pero sobre todo, sus necesidades.

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Hablando técnicamente, los mismos autores del libro “Teoría de la Comunicación”, explican que este proceso inicia por medio de un emisor que envía un mensaje logrado gracias a la transferencia de estímulos sensoriales dirigidos a un receptor. Esta información creada se la emite mediante contenidos de carácter explícito o implícito con el fin de influir, motivar y principalmente, informar.

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Se puede definir un punto de encuentro y coincidencia entre los autores nombrados y la historia contada por Don Francisco Bermúdez anteriormente y es que a medida que el hombre ha ido evolucionando, todo su entorno, los sistemas y las tendencias que complementan su ejercicio en el diario vivir, también han experimentado cambios y evoluciones. La comunicación, que es un elemento indispensable en su desarrollo, no es, ni será la excepción.

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El hombre siempre ocupará un papel protagónico y según los enunciados de la rama comunicacional, es su voz, su opinión, sus ideales políticos y sus necesidades en general, las que dan paso a una comunicación de carácter comunitario.

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Comunicación comunitaria:

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“La comunicación es una calle ancha y abierta; cruza con compromiso y hace esquina con comunidad”. Esta frase pertenece al comunicador Mario Kaplún, experto en la rama y autor de varios libros sobre esta materia.

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Puede resultar oportuno definir a la comunicación comunitaria bajo el respaldo de la frase obtenida de uno de los libros del autor y es que él considera que este tipo de comunicación nace como un llamado esencial a las necesidades que se encontraron en las comunidades y espacios alejados y pocos atendidos.

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Para complementar esta definición, acudimos a otra nativa y residente de San Antonio de Pichincha, la docente Cristina Flores, magister en comunicación y actual catedrática de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, quien manifiesta: “La comunicación comunitaria aparece como un campo bien explorable y lleno de recursos informativos para los profesionales del periodismo. Las comunidades, independientemente de su locación, están llenas de noticias, las necesidades abundan y el ejercicio periodístico se fortalece en un espectro donde se puede dar a conocer la noticia, mediante cualquier género informativo”.

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Cristina, además cuenta que es precisamente en los pueblos y las comunidades aledañas a la ciudad donde este tipo de comunicación toma verdadera aplicación. “Recuerdo por el tema en mención, que mi abuela por varias ocasiones ha contado que antes, cuando padecían de recursos básicos, tenían que acudir por medio de cartas o llamadas telefónicas a las entidades pertinentes para que se les preste atención y ahora pasa lo mismo con nuestra generación. Cuando algo pasa en la parroquia, acudimos a herramientas diferentes como las redes sociales pero informamos a medios de comunicación o a las autoridades de estas necesidades y requerimientos y exigimos ser atendidos”, manifiesta la docente acotando que esta es la forma en la que la comunicación comunitaria funciona.

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Y, retomando el concepto de Kaplún sobre este tipo de comunicación, hay algo que vale resaltar y dar a conocer a los lectores, y es que, una característica importante de este tipo de producción noticiosa, es que la gente o específicamente la comunidad, potenció la comunicación comunitaria debido a que se les permite dar a conocer de manera generalizada, no sólo sus necesidades, sino también su identidad, sus tradiciones, su cultura e incluso sus ideales políticos.

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